Leo en un periódico que el 25% de los alemanes ve “algo bueno” en el nazismo. Después he podido ver un vídeo juego publicitario del partido, UDC, que ha ganado las elecciones en Suiza y observo como una cabra (representado a los suizos) tiene el objetivo de comerse muchos pasaportes para que no los consigan los extranjeros, o como, en otra secuencia de éste ¿juego?, arremete, la misma cabra, contra las ovejas negras que tratan de alcanzar la frontera Suiza.
Ambas noticias podrían causar asombro. Pero es algo que ya ni es sorprendente. Lo vemos como algo cotidiano pues lo que se ve a diario se llega a asumir como normal. Hace unos cuantos años, un conocido, en una conversación me dijo que en un periodo corto de tiempo nos volveríamos todos racistas, entonces sí me asombré. Pero, sin considerarlo un profeta, creo que va camino de conseguir que sus palabras se conviertan en una realidad. Aunque si lo hablo con él, seguro que me dice que su presagio no es debido a una iluminación, ni nada por el estilo, si no a que, simplemente, es un conocedor, desde el análisis, de la realidad en que vivimos.
Los medios de comunicación son los encargados de criminalizar a los inmigrantes, aunque es verdad que no sólo a ellos, pero éste es el tema del que voy a hablar hoy. La forma de hacerlo es decir la nacionalidad de los de fuera cuando éstos comenten algún acto ilegal. Sin ir más lejos hace unas cuantas fechas en televisión al dar la noticia del autor de un delito, deleznable, nos desvelaban la nacionalidad del autor del hecho, dando a entender que era él solo quién lo había cometido. Pero, saben cuantos fueron detenidos en las dos operaciones policiales llevadas a cabo: cincuenta y tres. Además, hubo otros cuarenta y tres imputados. Las detenciones se realizaron en distintas provincias españolas. En cualquier es posible que no esté en lo cierto, pero entonces cabría preguntarse cual es el motivo para no dar la nacionalidad de todos y cada uno de los detenidos.
Con hechos como éste, lo que se trata es de distorsionar la realidad para hacernos pensar que todos son iguales: Inmigración = Criminalidad. Llegados a este punto, no estaría mal ponerse a meditar si los españoles, que en su día emigraron a otros países europeos, no fueron vistos del mismo modo que ahora queremos y nos hacen ver a los extranjeros que vienen a buscarse la vida quitándose, o tratando de hacerlo, del hambre y la miseria que hay en sus países de origen.
Para finalizar quiero decir que alimentarla xenofobia y el racismo, es algo muy peligroso, aunque muy conveniente para el sistema en que vivimos. Con acciones de este tipo no es de extrañar que 1 de cada 4 alemanes vea algo positivo en el nazismo. O que en Suiza gane las elecciones alguien que ni tan siquiera oculta en su programa, más bien lo escenifica, que es xenófobo y racista. Los mensajes facilones tienen mucho calado. Es mucho más sencillo trasmitir algo insulso, aunque peligroso, que algo analizado desde la reflexión. Aunque tenemos que tener en cuenta que tanto lanzar como admitir esas consignas, lo queramos o no, es estar muy próximo a una ideología nazi e intolerante.