16 abr 2013

Ondas y Hordas

El tiempo que me ha tocado vivir no es tan duro como una postguerra, eso es cierto, pero es muy falso. Sí falso. Me dicen que vivo en una democracia, en libertad: Todo mentira. No paro de escuchar por televisión continuados envites a la libertad de expresión o a esa especie de derecho al pataleo que se nos otorga en la llamada carta magna que sirve de todo menos para cumplirla. Se criminaliza, por otro lado, el derecho a manifestarse o el de la participación que estaba incluso recogido, en un modo u otro, en la antigua Grecia (la moderna ya sabemos cómo está) de cuyos principios ha manado la democracia, que aunque sea reiterarme quiero decir que demo significa pueblo y cracia poder, lo que vendría a ser el poder del pueblo.

Una vez hecha esta reflexión me pregunto dónde está ese poder, si no le puedo exigir a quienes son cargos públicos que cumplan con la misión o con el programa electoral con el que se presentaron a las elecciones, por supuesto estoy hablando de acciones pacíficas.  Donde está el poder del pueblo cuando me (nos) hacen pagar una deuda que jamás contraje ni firmé ni una letra para endeudarme. Tampoco está ésta generada por la construcción de infraestructuras ni el disfrute de servicios públicos que en demasía tenga (tengamos), más bien al contrario, cada vez hay menos trayectos de trenes, líneas de autobuses, los espacios públicos siguen estando tan indecorosamente mal cuidados como de costumbre, las plazas de médicos o educadores tampoco se ha incrementado en los últimos años y así podría seguir. Entonces dónde y quién se ha endeudado y quién ha generado esa deuda y sobretodo quién se está enriqueciendo con ella. La respuesta está clara: Políticos Corruptos, Banqueros y Especuladores, que son a los mismos que ahora dicen que no se le puede pedir cuentas de manera directa. Vamos a ver, ¿ellos pueden robarme de manera directa pero a ellos no les puedo pedir de manera directa responsabilidades? Señores la parte de deuda que pago es la parte del botín que ustedes me han usurpado, después, los políticos, se han encargado de  legislar para legitimar el pago de la misma y que ahora lo vuelven a hacer para que no les pueda molestar en la calle donde usted reside. ¡Qué desvergüenza! Aunque por otro lado con esto no descubro nada.

Vivo en un país donde cada año el jefe de estado me dice que todos somos iguales ante la ley, pero él y su figura es inviolable que significa que no puede ser juzgado. Pero saltándome este “pequeño” detalle, es que ni por asomo es este un estado de derecho y voy a explicar porqué, si por error no pago a hacienda algo que me correspondía, esa cantidad la tendría que tributar con recargo y con medidas, estás sí, coactivas, pero si embargo si alguien evade millones de euros de este país y lo pillan pues loa señores políticos lo amnistían. Esto no es serio o mejor dicho esto es muy grave. Podría continuar poniendo ejemplos pero creo que está suficientemente explicado. 

Ante lo dicho podría parecer que soy una persona que lo ve todo desde un prisma demasiado negativo, incluso puede ser que a veces me lo haya creído, porque ustedes, medios de comunicación, son muy buenos y me hacen creer que estoy malhumorado con todos y con todo, pero no es así y como todo lo voy a tratar de explicar. Puedo en este momento afirmar con total rotundidad que estamos sometidos a la tiranía del mercado, ese ente abstracto aunque no lo es tanto porque ya ha habido quien ha demostrado que hay detrás de él personas que tienen nombre y apellidos y que éstas sin presentarse a la voluntad de las urnas mandan aunque no gobiernen, pero lo llaman democracia. Hay varios ejemplos pero los más nítidos y recientes son cuando nombraron en Grecia (cuna de la democracia, entre otras cosas) e Italia, a tecnócratas para que gobernaran estos países e hicieran lo que tenían que hacer (cómo me suena esa frase) sin intereses de partidistas, según nos contaron. Explicado de  otra manera, su misión eran postrar a los estados a las exigencias tiránicas del mercado que no olvidemos que está manejado por personas a las que se les inyectan cantidades de dinero público para calmar a aquellos –los mercados- cuando en realidad los calmados son éstos –las personas que los controlan-. Pero he de reconocer que el cuento de los tecnócratas les funcionó. Estos personas apolíticas no lo eran tanto porque hasta poco antes de ser nombrados presidentes estaban en nóminas de alguna agencia de calificación, del Fondo Monetario Internacional o el Banco Central Europeo o habían estado en varios de éstos incluso, por lo que poco tardé a averiguar los intereses políticos que les movían: El beneficio económico desmesurado de sus mentores y los propios. Pero no queda ahí la cosa, en ambos estados, republicanos por cierto, tras un periodo donde ha gobernado el títere de esos entes abstractos se han celebrado elecciones y como el resultado de las urnas no ha sido el que le interesaba a esos señores no han tenido escrúpulos en convocar de nuevo otras elecciones y así habrían continuado hasta que ganen quienes ellos quieren. Ahora comprenderéis quienes leáis esto que esté convencido que esto no es ni democracia ni estado de derecho, aunque aún así, aún llevando la razón en lo dicho si protesto me pueden identificar y acusar de no sé cuantos delitos y no es baladí lo están haciendo, están intimidando al pueblo para que no proteste, para que el miedo se apodere del sueño de convertirnos en personas libres.

Ahora está lo de Venezuela, donde están acondicionando todo para dar un golpe de estado, pero ese es tema aparte y requeriría un análisis para ese país en solitario, así es que no me voy a meter en él de momento.

Con anterioridad he destacado que tanto Italia como Grecia son repúblicas y voy a dar una explicación de porqué lo he dicho. Estamos ahora mismo en este país que goza del mayor clamor republicano de la historia democrática reciente. Incluso amigos míos también republicanos me dicen,  diría que me llegan a asegurar, que su advenimiento está muy cerquita. Me alegraría inmensamente que se cumplan esos deseos. Ahora bien la república que anhelo no quiero que sea en la que los que manden sea los banqueros y especuladores como hasta ahora, sino que éste resida el pueblo. Si es esa la república que llega bienvenida sea, para la otra no estoy preparado.

De todos modos que nadie tema, las hordas de las ondas ya apaciguaran los clamores populares (me refiero a los del pueblo) que claman libertad e igualdad, de esto modo servirán fielmente al mercado que es quien paga los suelos de los que aparecen en los medios bien armados, pues no los considero comunicadores sino grandes cirujanos en el arte de la lobotomía.