Los traficantes de silencios son los que tienen las tarifas de los comercios mudos.
Hay silencios que tienen el precio de la libertad: Hay otros que salen más baratos; y también los hay que valen más: La vida.
Hay silencios que cuestan igual que el valor que tienen los acallados: NADA. Hay quienes callan para progresar adecuadamente. Otros para ser los subalternos de éstos. Y muchos para estar entre los más. Este último sector no cotiza en la bolsa del silencio.
Hay silenciados que caminan; hay otros que aparecen hundidos en el fango con una gran losa en los pies. Aunque muchos de los que andan, están más sumergidos en el barro y con un lastre de mayor tamaño que la losa de los ahogados. Viven en el légamo y amordazados con una cinta adhesiva con una rotulación visible que entre otras cosas puede decir: Futuro Asegurado. Por supuesto, el suyo es un presente indigno, para garantizar que él y los suyos vivan bien; ¿qué gana él con ser digno? Responde a quien le cuestiona su forma de actuar.
Hay silencios que valen papeles. Por eso mientras unos callan, otros trafican con humanos. Éstos últimos poseen casi la totalidad de las acciones de las voces acalladas. De los gritos que enmudecen al paso del dinero. Dedos que señalan a quienes, aún, osan levantar la voz ante esta cotización del silencio impuesto.
Por supuesto están los mercenarios de las palabras. Quienes cobran por decir lo contrario a la verdad. Quienes ayudan a enmudecer a base de narcotizar con palabras vanas a los, cada vez más, acallados sin valor. Son los legionarios de traje y corbata, que desfilan por las pasarelas de forma rectangular a las horas de mayor audiencia. Sicarios con ropas impolutas que suavizan los desfalcos de guante blanco y criminalizan los de la necesidad. Obedecen, fielmente, a quienes manejan las acciones del silencio.
Quienes cotizan en las acciones del terror, se les llena la boca con la palabra libertad; alardean de demócratas, mientras torturan sin los escandalosos recursos inquisitoriales. Lo primero que hacen es intentarte acallar con dádivas; pero si esto no funcionan no dudarán en usar “el palo y tente tieso”; ellos lo tienen claro.
Para los inversores del silencio, sus cotizaciones están en alza. Enmudecer al mundo es su objetivo. Si lo consiguen los más seremos NADA.