El discurso pronunciado por Obama en el Cairo, ha llenado primeras planas de periódicos en todo el planeta. Se dice que ningún presidente de los Estados Unidos de América ha llegado tan lejos, sin embargo lo que ha dicho es lo que está recogido en las distintas resoluciones de la ONU sobre el conflicto Palestino-Israelí. Ahora, lo que cabe esperar, es que Obama ordene a los representantes de su gobierno que apoyen las resoluciones en este estamento mundial. Ese sí supondría un primer paso.
Por otro lado, debería tomar la medida de no seguir vendiendo armas de destrucción masiva al estado israelí, que es utilizado para masacrar y someter a la población palestina. Esa sí sería una medida pacifista que redundaría en la sintaxis de su discurso. De este modo las y los palestinos percibirían que no se ha limitado solo a mencionar el Sagrado Corán, sino que sus palabras estarían acompañadas de hechos que refuerce su postura pacifista.
El recelo del pueblo palestino y de otros colectivos viene motivado, o eso pienso, por las contradicciones en las que ha caído Obama en su discurso pacifista y respetuoso con los derechos humanos en lo referente a Guantánamo, que tras anunciar su eminente cierre ahora lo pospone cuando es manifiesto que allí no se respetan los derechos humanos, según distintas organizaciones internacionales. Violaciones de los derechos elementales dirigidas a personas inocentes, pues nadie es culpable hasta que no se demuestre lo contrario, sin embargo han sido sometidas durante años a torturas, utilizando el pretexto "legal" de que es un terreno situado en un limbo jurídico, pero de lo que no cabe dudas es de que el responsable de ellas es el gobierno de Obama, al menos desde el 20 de enero pasado.